Quiero que sepas que nunca fue culpa tuya. Pudiste ser
deshonesto, pero yo nunca te cerré la puerta. Yo siempre la abría, abría los
brazos y te rogaba que vinieras a por mí. Nunca lo hiciste. Y yo continuaba
esperando a que algo bueno ocurriera.
Quiero que sepas que nunca fue culpa tuya.
Quiero que sepas que tampoco la fue mía.
Quiero que sepas que fue culpa de los dos. Mía, por estar y
no irme cuando debí hacerlo; tuya, por estar y no irte cuando debiste hacerlo.
Quiero que sepas, que eres la página más estúpida de mi
vida.